Son muchos los preparativos que debemos hacer en nuestro vehículo a la hora de emprender excursiones o vacaciones en viajes por carretera.
A buen seguro, todos enumeraríamos diferentes puntos a revisar, pero nadie o casi nadie recordaría las lunas de nuestro vehículo, las cuales podrían ocasionarnos un grave contratiempo.
Debemos recordar que en verano las carreteras se encuentran más sucias y polvorientas, siendo necesario que los elementos de limpieza de nuestro parabrisas estén en perfecto estado.
Bien sea invierno o verano, debemos revisar las escobillas de nuestro vehículo. Cambiarlas una vez al año es lo ideal, y es que unas escobillas en mal estado pueden tener como consecuencia una disminución de la visibilidad del 30%. Olvidar revisarlas en verano, al no ser época de lluvia, es muy habitual.
Debemos revisar también el deposito del agua de nuestro limpiaparabrisas. Si se encuentra vacío y accionamos el mecanismo, lo más probable es que nuestra luna parabrisas comience a rallarse al funcionar los limpiaparabrisas sobre una superficie seca y grasienta.
No podemos olvidarnos también de los contrastes de temperatura. Una secuencia tan simple como aparcar al sol con altas temperaturas y posteriormente volver a subirnos y poner el aire puede derivar en una rotura.
Para proteger nuestro parabrisas debemos tener unos consejos en cuenta.
Por ejemplo, mantener la distancia de seguridad especialmente si tenemos delante un vehículo voluminoso que pueda provocar un impacto en el mismo.
También debemos evitar el uso de productos abrasivos para su limpieza, tampoco ceras ni abrillantadores que provoquen brillos al recibir la luz de un vehículo en dirección contraria.
Ha quedado claro por tanto la importancia de cuidar hasta los detalles más insignificantes a la hora de emprender nuestros largos viajes en vacaciones. El parabrisas no es menos importante que otros y por ello debemos tenerlo con los cuidados adecuados.