Si desde 2013, pese a ser una ciudad, Peñíscola forma parte de los pueblos más bonitos de España, es porque se lo ha ganado. Por su majestuoso castillo templario, su faro con impresionantes vistas panorámicas, su paisaje mediterráneo, sus playas y sus callejones de guijarros. Sin duda es una de las joyas de la Costa de Azahar.
Seguramente por su gran belleza y valor histórico, Peñíscola ha sido retratada en diversas películas, como Calabuch, El Cid, París-Tumbuctú en la serie española ‘El Ministerio del Tiempo‘ e incluso en Juego de Tronos, para el episodio 23, Tiempo de Espías.
El nombre Peñíscola proviene de la palabra latina para ‘península’. Fue habitada en la antigüedad por los íberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, bizantinos… Más tarde fueron los árabes quienes gobernaron el área desde el siglo VIII hasta el siglo XIII. En los siglos XIII y XIV, los caballeros templarios construyeron el castillo en el promontorio rocoso.
Si quieres visitar esta ciudad de la provincia de Castellón, o realizar un alquiler de furgonetas en Peñíscola, hay una gran variedad de cafés y restaurantes, así como tiendas pintorescas para explorar e increíbles playas.
La iglesia gótica de Santa María, datada del siglo XV con elementos románicos, es una de las joyas arquitectónicas de Peñíscola y merece una visita. Además, junto al castillo se encuentra la ermita de la Virgen de la Ermitana, que cuenta con la imagen de la patrona de la ciudad.
Entre sus parajes naturales, más allá del famoso Bufador que se puede apreciar entre las rocas, a las afueras de Peñíscola se encuentra el Parque natural de la Sierra de Irta, una reserva de fauna y flora que además cuenta con una amplia costa virgen de varios kilómetros. La marjal es un humedal, de los pocos que quedan, que constituye el último refugio del samaruc.
El casco antiguo y el castillo, y sus pintorescas y bonitas calles empedradas, están rodeados por una ciudad moderna y vibrante llena de todas las facilidades y actividades que estés buscando. Los visitantes pueden pasar varios días deambulando por los encantadores callejones de la ciudad y absorbiendo el ambiente medieval, y combinar esto con unas vacaciones de playa relajadas, llenas de sol, arenas doradas, paella valenciana y sangría.
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