Con la llegada del verano, los coches incrementan su actividad y con ello su desgaste. Como deseamos que tu vehículo y nuestra flota vuelvan del periodo estival como nuevos, vamos a tratar una serie de consejos que podría contribuir a ello.
Los rayos solares en verano aumentan su intensidad y duración bastantes más horas por lo que i nuestra carrocería esta mancha de sol, arena, insectos…el daño puede ser una realidad. Una de las mejores soluciones, es evitar esta situación y aparcar nuestro coche en un parking subterráneo, lejos del sol y altas temperaturas. De no ser posible podemos cubrirlo con una lona o estacionarlo en una zona con sombra.
Otro práctico truco es orienta el capó hacia el lado contrario a la costa o en el lugar donde el aire o la brisa marina no sople.
La arena y la sal son dos elementos también muy dañinos para nuestro coche, especialmente esta última, favorecedora de la corrosión en materiales metálicos y capaz de carcomer el interior del vehículo.
Por otra parte, la arena, se cuela por todos los sitios y se pega como una segunda capa de pintura a la carrocería además de ensuciarla. Esta nueva capa que se forma araña la chapa al más mínimo efecto de presión y arrastre.
La solución a estos dos enemigos es sin duda la limpieza. Debemos lavar con regularidad nuestro coche mediante agua y jabón evitando frotar y utilizando productos específicos para nuestro vehículo. No olvides las llantas y los neumáticos, así como el interior del vehículo: si conduces con ropa mojada, coloca una toalla para proteger la tapicería y, si ésta es de cuero, aplícale crema para mantenerla en buen estado.
No te olvides tampoco de los cadáveres de mosquitos y excrementos de pájaros ya que, con el sol, el calor y el paso de los días, terminan por comerse el color de la carrocería y se convierten en tatuajes sobre la chapa.